miércoles, 8 de enero de 2014

El valor de la teoría literaria


La teoría literaria surgió en mi segundo año como  una nueva perspectiva de la literatura, una visión que prometía el desencanto, hostil ante l’art pour l’art. Bajo un estudio riguroso, un análisis lógico y una pretensión de generalidad y comprensión, de estratificación y sistematización, la teoría pronto se convirtió en  un conjunto de dogmas, en un compendio de lúcidos estudios que me guiaron a menospreciar ideas y opiniones. Sin embargo, tras haber tragado el Formalismo ruso, el Estructuralismo y la Semiótica al igual que un fármaco de amargo sabor, pude apreciar por primera vez desde un panorama distinto aquellas obras que tanto me habían atrapado. Comprendí que gran parte de aquel ‘estremecimiento’ surgido ante la literatura podía explicarse, jerarquizarse y diseccionarse. Y aquellos análisis no sólo se limitaban al campo de la literatura, pude ver su aplicación en gran variedad de películas y series de televisión. Un vistazo a la Deconstrucción, el Postestructuralismo, las teorías del género y el psicoanálisis convirtieron aquel desencanto en una incógnita. Una búsqueda que en adelante generaría placer, satisfacción, así como duda y desilusión.


Actualmente la teoría literaria se ha convertido en una de mis mayores preocupaciones e intereses. Sólo superada por la filosofía y la narrativa. 


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