miércoles, 29 de enero de 2014

Sobre el Post-estructuralismo

1.- ¿Cómo es posible separar el significado del significante, de acuerdo con Eagleton y los post-estructuralistas?

Los estructuralistas evidencian la inestabilidad de la lengua al señalar la incapacidad de una relación fija y directa entre significante y significado. No existe nada que vincule directamente al significado con el significante, el significado se define sólo de las diferencias entre significantes. Tampoco hay una distinción fija entre significantes y significados ya que no hay un significado final que no sea un significante.

2.- ¿A qué se refiere cuando dice que el significado nunca es idéntico a sí mismo?

El significado no es idéntico a sí mismo porque su existencia depende de una cadena de significantes temporales. Es decir, que el significado no refleja un concepto determinado sino sólo un proceso de significación circular. El significado no tiene una identidad propia porque el signo se define de su oposición a otros signos, e inconstante por la naturaleza de todo signo de ser reproducible.

3.- ¿Cómo sería una experiencia o un concepto "libre de toda mácula"?
Somos lenguaje. Somos las frases y los clichés de los que estamos hechos.

Un concepto "libre de toda mácula” sería un concepto puro, un significado final, una verdad absoluta, en suma un concepto que no se formule a base de oposiciones. Es verdad que el lenguaje nos construye y articula nuestra concepción del mundo, más que el código de nuestro pensamiento. Hablar de la indeterminación del lenguaje, es hablar de la indeterminación del ser humano, tal como lo anticipa la segunda parte del Crátilo.

4.- ¿Qué es un significado trascendental?

Un significado trascendental sería una formulación que no proviniera de una jerarquía de significantes, es decir, que no se definiera a partir de la oposición

5.- ¿Qué es la desconstrucción?

La desconstrucción es una operación crítica que cuestiona la base dicotómica del pensamiento estructuralista. Analiza la lógica de las dicotomías para contradecir internamente todo sistema ‘metafísico’.


domingo, 26 de enero de 2014

¿Textos cerrados? no ¡abiertos!

El ‘lector modelo’ es quizá uno de los conceptos que mayor resistencia han provocado en los teóricos literarios respecto al proceso de lectura y al de creación literaria. La sola idea de que exista alguien capaz de poseer todos los mecanismos lingüísticos y ‘circunstanciales’ de distintas obras es alucinante, más aún si pensamos en que para comprender a los clásicos debemos movernos interpretativamente como generativamente lo hicieron Cervantes, Shakespeare o Goethe. Sin embargo este pretencioso  (ambicioso) enfoque merece un alto grado de profundización. Puesto que su crítica, que con avidez realizaron Barthes y Krtisteva, nos conduce a una nueva perspectiva de la lectura, en especial  su función en relación con la ‘literariedad’, a la esencia de la literatura.
La teoría de Umberto Eco puede discernirse, para su análisis, en tres elementos: texto, lector, autor.
El texto es un ‘mecanismo perezoso’ que requiere de la cooperación del lector para significar. Esto lo hace a partir de espacios en blanco que rellenará el lector. Pese a su carácter infinito de interpretación, cuenta con un margen de significado univoco. Aunque ese significado, o potencial de significado depende del lector. Se emite para que alguien pueda actualizarlo, a pesar de su ambigüedad de expresión y contenido.
Por otro lado, el lector es un ser con una cierta (ideal) competencia lingüística y circunstancial (pragmática y semiótica) que ‘descodifica el texto’. Aunque éste cuente con códigos privados y puntos de vista ideológicos propios. Es decir, una persona real. Y aunque aquella ‘descodificación’ sea instituida por el autor o emisor.
Un aspecto muy interesante, según Eco, es que el lector incompetente, o ‘enciclopédicamente pobre’ quedará atrapado en la incertidumbre, es decir que no resolverá los crímenes en las novelas policiacas, ni comprenderá el humor negro. Las (institucionalmente) incorrectas interpretaciones son de ese modo, en palabras de Eco, presuposiciones aberrantes. Cualquier nuevo análisis supondrá una desviación de la norma.
El autor, que en Eco goza de una férrea  autoridad y poder, puede describirse como un ser, que al igual que el lector, posee una ideología[1]  propia y es quien instituye la competencia del lector modelo. Es el ente que restringe el texto  y presupone un lector modelo para quien escribe con la manía de un estratega.
La presuposición del autor, si bien ha sido superada, puede ejemplificarse en textos con el valor literario que Kundera reconoce como un reto a la inteligencia (aunque no bajo la totalidad que le asigna Eco).
La clasificación que sugiere Eco de los textos es también de gran importancia: abiertos  y cerrados.
Los textos cerrados son textos dirigidos, con un margen cerrado de significación. Se empeñan en se comprendidos y apuntan “…a estimular un efecto preciso “(Eco, 1993: 82). Esto ejemplifica una de las ‘aberraciones’ de Eco, quien, a pesar de reconocer la distorsión de sentido en la literatura, presupone su valor estético, y más aún presupone la distorsión en la interpretación.
Para Eco, sólo una iniciativa externa puede violar el grado de significación del texto, como las interpretaciones que se han realizado de las novelas de Kafka y su vinculación a los totalitarismos y a las burocracias. Ello porque no existe una lectura oficial de El Castillo.
La ‘cooperación textual´ que según Eco constituye el fin de un texto, sin importar su ambigüedad y barroquismo, sólo se da en los textos cerrados, de otra forma es una violencia al texto, o mejor dicho transgresión.
Los textos abiertos, por el contrario, admiten innumerables lecturas y sugieren desviaciones. Son textos con un carácter mayor de significación.  Son ocasiones de una ‘aventura interpretativa libre’, como si la lectura no ofreciera libertad. El autor de un texto abierto sólo buscará que las posibles interpretaciones no se excluyan sino que se complementen entre sí. Cuestión que acaba con el carácter infinito de interpretación y que sigue presuponiendo una autoridad firme del autor respecto al horizonte de expectativas del lector.
Los textos que sin duda alguna  Eco definiría como abiertos serían los cuentos de Borges y Cortázar, 1982 y Un mundo feliz, aunque su teoría con seguridad sería ‘incompetente’ frente a un cuento como Casa tomada, que cuenta con múltiples interpretaciones sin que alguna pueda satisfacer por completo al lector, es decir, sin alguna oficial o institucional
Mientras que un excelente ejemplo de texto cerrado es un best seller, al estilo de Crepúsculo, Los juegos del hambre, Ghostgirl o alguna novela de Paulo Coelho. Donde el grado de significación es casi univoco. Porque incluso en aquellos textos, a pesar de la sorpresa de muchos bibliófilos, existen otras interpretaciones, como el paradigma del matrimonio expuesto en Crespúsculo.
Los best sellers nombrados son textos cerrados no por sus características particulares, sino por su facilidad de lectura, por su falta de correspondencia y comunicación con la tradición literaria, así como por la simpleza de su lenguaje. Asimismo, por su falta de ambigüedad,  no están siquiera cerca de convertirse en un reto intelectual.
En fin, el valor de la lectura es sobresaliente en Eco, aunque no lo sea la función del autor. Su perspectiva de la necesidad de correspondencia sería casi satisfactoria si el texto pudiera responder a nuestras preguntas. No obstante, debe suponerse la muerte del autor, así como valorarse que el acto de leer es apoyarse sobre una tumba. La transgresión del autor nos permite valorar en mayor medida la obra. Y esto, una violación para Eco, genera obras clásicas.
La relectura obtendrá grandes beneficios de las ‘presuposiciones’ de Eco y su ‘lector modelo’. Por ello nos hemos detenido en gran parte de su teoría.






[1] Ideología de acuerdo a la tradicional e insuficiente definición

Referencias
Eco, Umberto. (1993) Lector in Fabula. Barcelona: Lumen.


miércoles, 22 de enero de 2014

Introducción a las relaciones transtextuales

Gérard Genette expresó su inquietud por el objeto de la poética, o literariedad, en su obra Palimpestos, a través del análisis y reflexión de  las relaciones entre textos (transtextuales).
Estas relaciones transtextuales son: la intertextualidad, el paratexto, la metatextualidad y la architextualidad.
La intertextualidad es la presencia efectiva de un texto en otro. Esto implica que no existe un texto primigenio, sino que todo texto siempre va a estar formado por otros textos. La lógica de la lectura y escritura no es lineal sino asociativa, nada de lo que leemos es propiamente original, siempre tendemos a la relectura.
La intertextualidad es evidente en el cuento de El Guardagujas de Juan José Arreola, el cual posee una fuerte influencia de las obras de Franz Kafka (El Castillo, El Proceso, América). Lo laberíntico, la paradoja, lo ambiguo y lo fantasmagórico se muestra en el castillo como en la estación del tren de El Guardagujas. Los nombres de personajes y  lugares del cuento aluden a lo enigmático del protagonista de El Castillo. Ambas obras acuden al absurdo y a la ironía, etc.
-Este país es famoso por sus ferrocarriles, como usted sabe. Hasta ahora no ha sido posible organizarlos debidamente, pero se han hecho grandes cosas en lo que se refiere a la publicación de itinerarios y a la expedición de boletos. Las guías ferroviarias abarcan y enlazan todas las poblaciones de la nación; se expenden boletos hasta para las aldeas más remotas. Falta solamente que los convoyes cumplan las indicaciones contenidas en la guías y que pasen efectivamente por las estaciones. (Arreola; 2012)
En cuanto al paratexto, entendido como todo lo que rodea al texto, que incluye una gran gama de elementos, podemos citar el epígrafe de la obra de Roberto Bolaño, 2666, “Un oasis de horror en medio de un desierto de aburrimiento”, tomada de la obra de Charles Baudelaire. Este aparentemente insignificante elemento connota uno de los principales temas en la obra.
Una obra que se sirve de ambos tipos de relaciones entre textos (intertextualidad y paratextualidad) es el cuento de Borges, La casa de Asterión “Y la reina dio a  luz a un hijo que se llamó Asterión” (Apolodoro, Biblioteca, III, I). Donde se presenta el mito del minotauro desde una perspectiva distinta y bajo otros elementos estéticos. Incluso bajo una ideología distinta. Concibiendo a la ideología como la falsa representación de los  individuos en relación con sus condiciones de existencia.
Por otro lado, la metatextualidad, que es la relación crítica entre dos obras puede evidenciarse perfectamente en el Quijote y su relación con las novelas de caballería. En Madame Bovary y las novelas románticas.
Finalmente, la architextualidad puede comprenderse como una relación taxonómica entre dos obras, donde uno o determinados signos se repiten. Un claro ejemplo de ello es Santa de Federico Gamboa, quien asimila la novela naturalista Nana de  Émile Zola. El autor mexicano adapta las características naturalistas (lo grotesco, la brutalidad, la crudeza, el pesimismo, la degeneración, el determinismo y la fatalidad) a una sociedad distinta.
Es importante señalar, respecto a la intertextualidad, su interrelación al concepto de polifonía, entendida no sólo como la pluralidad de voces sino como el diálogo de textos. Julia Kristeva ha señalado que un texto citado siempre tiene una función. Jamás es inocente una alusión o referencia. Un texto es el compendio de ideologías distintas.

Arreola, Juan José. (2012) Confabulario. México: Booket.
Bolaño, Roberto. (2004) 2666. Barcelona: Anagrama.

Genette, Gerard. (1972) El discurso del relato. Paris: Editions du Seuil, 

lunes, 20 de enero de 2014

Análisis del discurso narrativo: Blue Jasmine

El presente análisis debe su base teórica al Discurso del relato de Gérard Genette, especialmente al ‘orden’, que Genette identifica como  las relaciones entre el tiempo de la historia y el tiempo del relato.
El film que nos permitirá ilustrar este concepto es Blue Jasmine, la última producción de Woody Allen, el cual presenta los cambios de una neoyorquina adinerada al convertirse en una mujer en bancarrota y trastornada por el pasado.
Blue Jasmine cuenta con dos posiciones temporales:
 En la primera (ahora) jasmine se encuentra en bancarrota y  en la casa de su hermana (Línea 1).Mientras que en la segunda  (en otro tiempo) jasmine lleva una vida burguesa gracias a los fraudes de su marido (Hal) (Línea 2) El film intercala anacronías en orden progresivo bajo la fórmula A1 B2 C1 D2.
El relato o texto narrativo comienza aproximadamente a la mitad de la historia, o diégesis si se  toma un orden cronológico, y las dos líneas que se han señalado antes avanzan progresivamente. Sin embargo, de acuerdo a Genette, el texto se compone de distintas anacronías que permiten esta disposición de los acontecimientos  y que se analizarán a continuación.
Las anacronías que se presentan en mayor cantidad son analepsis internas, debido a que se apoyan en la misma línea de acción. La analepsis interna completiva más evidente se muestra  casi al final de la disposición de los acontecimientos, cuando se revela que jasmine, tras conocer la intención de Hal de abandonarla por una mujer mucho más joven, fue quien llamó al FBI para denunciar a su marido y así desencadenar  lo que corresponde al ‘presente’ en el relato. Es por ello que también puede designarse como una analepsis completa.
La primera anacronia que se muestra en la película detalla el tipo de vida que Jasmine llevaba al lado de su marido (Hal)  e hijo. Así como el momento en que Jasmine recibe  en Nueva york a su hermana Ginger y a su cuñado Augie. Este segmento es en principio una analepsis interna, completa y completiva. Ello por su duración, por su importancia en el hilo del relato y finalmente porque explica parte del comportamiento de la protagonista. Sin embargo, el segmento se entrecruza con otro que podríamos reconocer como prolepsis.  Éste sucede cuando Ginger y Augie anuncian que han ganado la lotería y piden consejo a Hal para invertirlo, lo cual anticipa que perderán su dinero. La prolepsis es parcial, interna y completiva porque compensa una futura elipsis.
Por otro lado, una prolepsis interna se muestra en el fim cuando Jasmine pregunta a su marido respecto al estado de sus inversiones. Este segmento, que podría describirse como una sospecha por parte de Jasmine, anticipa lo que ocurrirá en el relato. Este tipo de prolepsis es completiva debido a que corresponde a la pregunta hecha a la protagonista con respecto al conocimiento de los movimientos financieros de su marido (¿Nunca te diste cuenta?) Debido a la amplitud del segmento, esta analepsis es parcial.

Debe señalarse que debido a la complejidad narrativa de la película, no se ha deseado conformar un cuadro de segmentos.

miércoles, 15 de enero de 2014

Qué es la literatura


Hablar de los límites y esencia de la literatura puede llevarnos a innumerables concepciones que jamás podrán materializarse en una entidad estable u objeto delimitado. El carácter ficcional de la literatura es quizá uno de los elementos que pueden comprender una parte de aquello que llamamos literatura. Sin embargo, las ciencias sociales y aún las ciencias exactas pueden contener la ficción consciente o inconscientemente. Cualquier innovación de una ciencia surge de la imaginación y de la representación.
 Incluso si sólo tomáramos la literatura como representación, ello no impediría que las obras literarias pudieran ser tomadas como documentos históricos. Más aún, y en ciertas ocasiones, las obras literarias son mayormente fidedignas que éstos. Ello por la capacidad de la literatura de ofrecer información implícitamente.
Otro rasgo fundamental, el empleo característico de la lengua, que permeaba las definiciones de literatura, fue ampliamente profundizado por el formalismo ruso. Los formalistas buscaban definir los fundamentos de la literariedad a través de una nueva perspectiva enfocada en la forma del texto. Una nueva comprensión que examinaba los recursos lingüísticos y literarios. Este fue el inicio de la aplicación de la lingüística al estudio de la literatura, así como de la independencia de la crítica literaria y de la teoría literaria. La lingüística ofreció por primera vez claridad a la teoría y crítica al brindar un método riguroso que ofreciera certidumbre en una tradición de interpretación y opiniones.
Víktor Shklovski, padre del formalismo ruso, con su concepto de extrañamiento arremetió contra la tradición literaria al reflexionar respecto al papel de lenguaje en nuestra percepción del mundo. El ejercicio del lenguaje amplia nuestro conocimiento del mundo, en vez de alienarnos de él. Los acontecimientos históricos fueron vistos entonces no como estímulos para la creación literaria, sino sólo como ocasiones de literatura. Situaciones fortuitas para la creación de metáforas y de alegorías
El formalismo también consideró el carácter inconstante y cambiante de la literatura. La  rarefacción es la esencia de lo literario, sólo al desviarnos de la norma es que existe lo literario, tal como lo pensaron las vanguardias. No obstante, ahora se conoce que no todas las desviaciones lingüísticas son poéticas. La novela, por ejemplo, no es siempre apreciada por el valor estilístico de sus componentes. Su mayor encanto reside en una compleja construcción de figuras, que al descomponerse pierden valor literario.
El formalismo afirmó a toda la literatura como poesía. Pero en aquel momento olvidó que la poesía no sólo es forma y significado, sino también un estremecimiento. Es este quizá uno de los elementos de mayor complejidad en la literatura, ¿qué refleja la pasión? la aliteración, la complejidad de significado.
La literatura también ha sido ampliamente estudiada desde el ejercicio de la lectura. Las sociedades reescriben las obras literarias. ‘Leer es reescribir’. La lectura ofrece un significado más profundo a una obra de acuerdo a la situación histórica en que se ejerza. Los llamados clásicos son clásicos porque tienen la capacidad de adaptarse en distintas épocas, aunque eso no cambia el hecho de que sus significados cambien.
La literatura entonces, se juzga como un ejercicio de cooperación entre autor ylectores. Además de críticos que son quienes imponen el  carácter literario a obras que incluso fueron creadas para no ser literarias. La crítica es una institución rígida, pero también una institución capaz de  ser corrompida, que en su oposición genera culto.
La esencia de la literatura es un espejismo bastante seductor que se sustenta en juicios de valor, y debido a lo transitorio de los valores, es que los límites de la literatura se definen por los intereses de la sociedad en la que se sitúa. Puede reflejar la sociedad del tiempo al que pertenece, puede ser el vehículo de una ideología, puede ser un ejercicio mental, un desborde estético, ya que sus límites son indeterminados, sus posibilidades de aplicación, uso y diversidad responden a los juicios de valor.

Pero ¿podremos alcanzar a vislumbrar los límites de la literatura? o ¿la esencia de la literatura es semejante a la naturaleza del hombre, no fijada

miércoles, 8 de enero de 2014

El valor de la teoría literaria


La teoría literaria surgió en mi segundo año como  una nueva perspectiva de la literatura, una visión que prometía el desencanto, hostil ante l’art pour l’art. Bajo un estudio riguroso, un análisis lógico y una pretensión de generalidad y comprensión, de estratificación y sistematización, la teoría pronto se convirtió en  un conjunto de dogmas, en un compendio de lúcidos estudios que me guiaron a menospreciar ideas y opiniones. Sin embargo, tras haber tragado el Formalismo ruso, el Estructuralismo y la Semiótica al igual que un fármaco de amargo sabor, pude apreciar por primera vez desde un panorama distinto aquellas obras que tanto me habían atrapado. Comprendí que gran parte de aquel ‘estremecimiento’ surgido ante la literatura podía explicarse, jerarquizarse y diseccionarse. Y aquellos análisis no sólo se limitaban al campo de la literatura, pude ver su aplicación en gran variedad de películas y series de televisión. Un vistazo a la Deconstrucción, el Postestructuralismo, las teorías del género y el psicoanálisis convirtieron aquel desencanto en una incógnita. Una búsqueda que en adelante generaría placer, satisfacción, así como duda y desilusión.


Actualmente la teoría literaria se ha convertido en una de mis mayores preocupaciones e intereses. Sólo superada por la filosofía y la narrativa.