La cultura popular es
un fenómeno de carácter socioeconómico
que se configura mediante relaciones de poder. El concepto surge de una
construcción teórica interdisciplinaria
y su estudio ha sido formalizado por los llamados estudios culturales.
Los
presupuestos teóricos que permiten la edificación de la cultura popular son
iniciados por Theodor W. Adorno y Max Horkheimer, especialmente, en su ensayo La industria cultural: la ilustración como
decepción de las masas. Obra en la exponen la degradación del arte al
subyugarse a la economía como medio de consumo. La ‘cultura de masas’, concepto
precedente al de cultura popular, se comprende así bajo los modos de la
racionalidad económica (eficacia, cálculo y predicción), en donde la obra se
vacía de su significado espiritual y estético para ser valorada por su
capacidad de generar beneficios.
Una
de las teorías de la cultura popular,
que ha sido clasificada por María Luengo como ideal-colectivista, se constituye
en La obra de arte en la época de su
reproductibilidad técnica de Walter Benjamin. Esta teoría reconfigura la
propuesta teórica de Adorno y Horkheimer.
En
Fundamentos y carencias de los estudios
culturales, María Luengo explica que una de las grandes aportaciones de
Benjamin respecto a la cultura popular es considerarla como una nueva forma de
arte. Asimismo, “El análisis de Benjamin sobre el arte contemporáneo de la
reproducción acabó en la superación revolucionaria tradicional del arte
tradicional y el aplauso a una nueva forma de arte al servicio político de las
masas”. Esta ‘politización del arte’ puede comprenderse a la perfección si se
considera el papel del arte en la Alemania nazi, su realismo heroico no sólo
reflejaba el rasgo de ‘lo monumental’, también poseía una función
propagandística. Quizá el único elemento antagónico a la cultura popular sería
su carácter tradicionalista, aunque no por ello dejaría de ser un fenómeno de
masas.
Uno
de las cualidades innatas que Benjamin reconoce en toda obra es el aura (o
singularidad) “El aquí y ahora del original constituye el concepto de su
autenticidad” (Benjamin, 2007). La reproducción destruye la dimensión artística
de la obra “…en la época de la reproducción técnica de la obra de arte, lo que
se atrofia es el aura de ésta” (Benjamin, 2007). El valor de ‘ocultamiento’, de
misterio o magia que poseía la obra, tras un proceso de creación semejante a
una experiencia ritual, desaparece al reproducirse continuamente. Es decir, que
se banaliza[1]
el significado de la obra de arte. Este proceso de banalización puede
observarse continuamente (el cine y la televisión son los medios que más incurren
en estas prácticas). Una de las formas que permiten la banalización del arte es
la parodia.
Un
peculiar ejemplo de la función política en la cultura popular es la saga de las
películas Transformers que muestra de
manera ‘monumental’ y ‘heroica’ al ejército de los Estados Unidos. Hay un
enfoque poco común en la presentación del ejército (su estrategia, su
armamento, entre otros) lo que de forma evidente sugiere el reclutamiento de
jóvenes fascinados ante la tecnología de los marines.
Otra
de las grandes reflexiones de Benjamin, en torno a la cultura popular, es el
papel del cine, la ‘capacidad aislativa del cine’ Benjamin observa que el cine
no apunta a la contemplación, puesto que se funda de manera inmediata en la
reproducción. La masa no contempla la obra, se sumerge en sí misma a la obra
artística “Las tecnologías de masas operaron en las reproducciones
configurándolas desde dentro en función de un nuevo fin, que nada tenía que ver
con el valor artístico del original”.
El
papel del actor es también analizado por Benjamin en los ámbitos teatro-cine.
Para Benjamin el actor de teatro presenta por él mismo su ejecución artística,
mientras que la del actor de cine es presentada por todo un mecanismo, su
actuación depende de tests ópticos.
El actor de cine renuncia a su aura, porque no está frente al expectador al
momento de su actuación y el aura sólo está en el aquí y el ahora. Esto puede ejemplificarse con lo
que en los últimos años se ha denominado como la insensibilidad del cine y la
televisión. Si bien la katarsis no deja de existir al ver una película, la
capacidad de reproducción del cine atenta contra su grado de expresividad.
La
fotografía es también uno de los elementos en que el aura desaparece. Ello por
su valor de exhibición. “En la fotografía, el valor de exhibición comienza a
reprimir en toda la línea al valor cultural” (Benjamin, 2007).
En
conclusión, puede decirse que Benjamin ha hecho un gran aporte a la
construcción del concepto de cultura popular, así como a los estudios
culturales. Su trabajo ha dado el matiz de funcionalidad política en la
comprensión de la cultura popular.
Referencias
Benjamin,
Walter. (2007). Conceptos de filosofía de la historia. Argentina: Caronte.
Benjamin,
Walter. (2008). Tesis sobre la historia y otros fragmentos. México: Ítaca.
Luengo
Cruz, María. (2006). Fundamentos y
carencias de los estudios culturales: una revisión teórico crítica del ámbito popular.
Recuperado
de http://www.jstor.org/stable/40184768
Revisado.
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